«quizá leyendo deprisa el fragmento me sonara estilísticamente bien, o acaso hubiera corregido una imprecisión en la línea anterior y a raíz de ello prestara menos atención a las dos líneas siguientes.»
Umberto Eco, en «El arte de la edición», artículo transcripto por Sobre Edición.
Siempre lo digo: donde hay un error, hay un compinche que lo acompaña. No hay que olvidarse de eso: nuestra atención —suele suceder— se refocila en el hallazgo que justifica nuestro trabajo. Pero con revisar experta y rápidamente qué anda pasando en los alrededores de esas apariciones (y lo mismo se aplica a la revisión de vegetales y plotters), si bien no nos galvanizamos, al menos sí nos aseguramos de que hicimos lo mejor. (Lo mejor, dentro de lo posible: los editores y los correctores son ellos y sus circunstancias...)
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