4.4.10

Grandes, medianos, pequeños editores

"Todos los que vivimos del libro y para el libro sabemos, no nos engañemos, que el catálogo de un grupo editorial o una editorial grande contiene magníficas obras y descubrimientos, tanto o más interesantes que los que publica un editor independiente, gracias a que alguien sigue manteniendo la firme conciencia de que al lado de un título fácil, superficial y anecdótico —reverencia al patrón, a la cuenta de resultados y esfuerzo por salvaguardar el propio sueldo— cabe forjar un catálogo serio y hasta arriesgado; lo contrario también es cierto: existen malos editores independientes que ocultan de manera vergonzante sus apuestas comerciales paralelas para sustentar un catálogo sin el mayor interés. Pero si esas dos realidades son innegables, no por eso deja de ser cierto que cuando la lógica financiera se impone en el campo editorial, cuando la independencia de criterio y selección del antiguo editor queda arrinconada por el juicio del último ejecutivo que ha aprendido los diez mandamientos del marketing en un curso a distancia; cuando la “fuerza” de ventas (chocante denominación, seguramente porque para que un libro impacte habrá que lanzarlo con energía) desembarca en las librerías y arrincona o acorrala y asfixia a la oferta de las pequeñas editoriales y aniquila, de esa manera, toda atisbo de diversidad; cuando la publicidad editorial pretende hacernos confundir el éxito de ventas con la calidad intrínseca de lo vendido, entonces algo se resquebraja." 

Publicado hace unos años en la revista española Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura. N° 51 "Editar en tiempos de gigantes".

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